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COLOMBIA EN CRISIS: UN AÑO PARA NO REPETIR

Foto del escritor: La Reacción Prensa La Reacción Prensa
Silverio Herrera opinion

El cierre del 2024 nos deja frente a un panorama sombrío en materia de seguridad y orden público. Las guerrillas narcoterroristas han extendido su presencia a territorios donde antes no tenían cabida, fortalecidas por la errática política de "paz total". Un concepto que, lejos de traer tranquilidad, ha significado una escalada en los asesinatos, secuestros y ataques contra soldados, policías y civiles. La falta de acción firme por parte del ejecutivo, encabezado por un Ministerio de Defensa más alineado con las narrativas de los bandidos que con la seguridad del pueblo, ha permitido que el caos se imponga en regiones antes seguras.


Resulta irónico que aquellos que en el pasado vociferaban el "nos están matando" hayan guardado silencio frente a la actual masacre de campesinos, líderes sociales y ciudadanos del común. Las voces que antes se alzaban como defensoras de los vulnerables parecen hoy más interesadas en repartir prebendas y apropiarse de las instituciones que en cumplir sus promesas. En medio de esta debacle, la gobernabilidad se ha reducido a un juego de escándalos de corrupción, funcionarios ineficientes y un presidente que, tras 25 meses de mandato, sigue sin aterrizar en la realidad de su cargo.


El descontento social es evidente. Gremios, empresarios, periodistas e incluso miembros del gobierno han sido objeto de las peleas interminables del ejecutivo, mientras el país naufraga en una crisis sin precedentes. A regiones como La Guajira no llegó el agua ni las universidades prometidas, pero sí más discursos vacíos, aeropuertos ficticios y hasta la absurda promesa de un tren bala. Mientras tanto, los beneficiarios del ICETEX quedaron a la deriva, los miembros de la UNP sin salario, y los procesos judiciales por corrupción duermen el sueño de los justos en los escritorios de una Fiscalía pasiva.


A esto se suma el indignante nombramiento de más bandidos como "gestores de paz". El mensaje es claro: en este país, el crimen no solo paga, sino que se premia. Colombia está patas arriba, con una oposición atomizada que carece de liderazgo y un electorado agotado, arrepentido, pero aún esperanzado. Colombia en crisis.


Sin embargo, en medio de este caos, los colombianos no hemos perdido nuestra resiliencia. Somos un pueblo aguerrido, capaz de superar las peores adversidades. El 2025 debe ser el año de la reflexión y del cambio consciente. Es hora de castigar a los corruptos en las urnas, de depurar la clase politiquera y de elegir líderes que trabajen por un verdadero cambio, no por discursos vacíos.


Despidamos este 2024 con la esperanza intacta, deseando a todos una Feliz Navidad y un próspero Año Nuevo. Que el 2025 nos traiga sorpresas positivas y que trabajemos juntos por un país mejor para las futuras generaciones.


¡Que cese la horrible noche!


Columna de Opinión

Silverio Jose Herrera Caraballo

Abogado, comunicador, asesor, consultor, analista e investigador en seguridad, convivencia ciudadana y orden público.


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