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HACE 74 AÑOS INICIO LA PARTICIPACION ACTIVA DEL BATALLON COLOMBIA EN LA GUERRA DE COREA

HACE 74 AÑOS  INICIO LA PARTICIPACION ACTIVA DEL BATALLON COLOMBIA EN LA GUERRA DE COREA

El Batallón Colombia No. 1 fue una unidad militar conformada por 5062 hombres de las Fuerzas Militares de Colombia que participaron en la guerra de Corea, entre 1951 y 1954. En el marco de su primera misión militar internacional, Colombia hizo presencia en la península coreana con el Batallón Colombia. Así se denominó al grupo colombiano de tres fragatas y un batallón de infantería, que en diferentes momentos y lugares incursionaron en el conflicto, respondiendo a la convocatoria realizada por las Naciones Unidas, en cabeza de los Estados Unidos, para apoyar las fuerzas de Corea del Sur.


Mientras tanto, Corea del Norte recibió el respaldo de la Unión Soviética y de China.] Colombia fue el único país latinoamericano que envió un batallón de combate al conflicto. Si bien la participación del Ejército Nacional de Colombia en un conflicto internacional en el marco de la Guerra Fría ha sido incluso llamada “la Guerra Olvidada”, desde el punto de vista surcoreano, este hito histórico es el andamiaje que ha soportado una relación bilateral "especial" entre Corea del Sur y Colombia en los últimos 60 años.


Según cifras oficiales de la Embajada de la República de Corea en Colombia, 145 combatientes del Batallón Colombia perdieron la vida durante los enfrentamientos, 69 soldados fueron dados por desaparecidos y 610 resultaron heridos. Algunos veteranos colombianos de la guerra de Corea continuaron en el Ejército Nacional de Colombia e incluso alcanzaron el grado de generales. (Gr. Álvaro Valencia Tovar) Otros muchos suboficiales y soldados han vivido y muerto en condiciones extremas de vulnerabilidad y olvido, a pesar de las iniciativas de retribución y memoria histórica proyectadas o implementadas por actores públicos y privados, tanto en Colombia como en Corea del Sur.


Los antecedentes del conflicto: La guerra de Corea constituye uno de los escenarios de “guerra por delegación” (en inglés, proxy war) que ocurrieron durante la Guerra Fría. El domingo 25 de junio de 1950, los tanques de Corea del Norte atravesaron el paralelo 38, iniciando la confrontación armada que se extendería hasta el armisticio de 1953. Este bando contaba con el respaldo militar de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y la República Popular China.


Los Estados Unidos, visiblemente enfocados en “frenar la expansión del comunismo” en Asia, reaccionaron de manera inmediata ordenando la movilización de sus fuerzas que estaban en Japón para apoyar al Ejército surcoreano. Además, el gobierno estadounidense solicitó la intervención del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Como resultado, este órgano expidió una resolución que demandaba la retirada de las fuerzas norcoreanas, al tiempo que requería la participación y el apoyo de todos sus Estados miembros para tal fin.


El 27 de junio de 1950 el secretario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) formuló la petición de ayuda para las fuerzas aliadas desplegadas en la península. Naciones como Australia, Bélgica, Luxemburgo, Grecia, Países Bajos, Francia, Turquía, Canadá, entre otras, respondieron a este llamado, alcanzando un total de 18 países que ofrecieron apoyo militar.


En cuanto al continente americano, se esperaba que México, Argentina y Brasil colaboraran con un Regimiento, mientras que se preveía que el resto de países americanos aportara una Compañía. Sin embargo, muchos de ellos declinaron esta solicitud porque consideraron que en el fondo se trataba de una contienda entre la Unión Soviética y los Estados Unidos.


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Fragata colombiana ARC Almirante Padilla (F-11) (2.ª desde la izq.) fondeada al lado del USS Jason (ARH-1) en el estuario Han en Corea del Sur el 16 de enero de 1952, junto a otras fragatas de varias nacionalidades.


En principio, la posición del gobierno colombiano no era muy distinta a la que habían adoptado sus pares latinoamericanos, dado que, si bien hubo un respaldo contundente -al menos discursivo- a la iniciativa estadounidense, algunos sectores en Colombia notaban que el país apenas contaba con las fuerzas para atender sus necesidades internas en una coyuntura particularmente compleja: de transición presidencial y contiendas bipartidistas, enmarcadas en el período de La Violencia.


No obstante, el gobierno de Laureano Gómez Castro ofreció una unidad naval a las fuerzas aliadas y dos semanas más tarde agregó a su compromiso un batallón de infantería, que aún no existía. Aceptadas ambas unidades, el ministro de guerra colombiano, Roberto Urdaneta, envió la fragata Almirante Padilla desde Cartagena hacia la base naval de San Diego (California), bajo el mando del capitán de corbeta Julio César Reyes Canal, con el fin de adelantar reparaciones y adecuación de su equipo para la misión de guerra y un período de entrenamiento para su tripulación. Así se estableció en el Decreto 3230 del 23 de octubre de 1950. En relación con el cuerpo de infantería, el Decreto 3927 de diciembre de 1950, creó el Batallón de Infantería N.º 1 Colombia, con destino al ejército de las Naciones Unidas en Corea.


Colombia hizo presencia en la Guerra de Corea. El primer convoy enviado fue una flota de la Armada, el famoso Almirante Padilla, que zarpó de Cartagena el 1 de noviembre de 1950 con destino a la Base Naval de San Diego en Estados Unidos. Allí debió ser adaptada y preparada para poder continuar hacia Pearl Harbor, y luego a la Base Sasebo en Japón donde fue asignada para patrullar la costa oeste de Corea. Este y los siguientes grupos de soldados colombianos que viajaron a Corea recibieron entrenamiento de militares estadounidenses. El 18 de mayo de 1951, partió de Buenaventura, en el Pacífico de Colombia, el primer contingente del Ejército que desembarcó en el puerto de Busán, Corea del Sur, el 16 de junio del mismo año. Los soldados colombianos lucharían a más de 16.000 kilómetros de su país en una de las mayores batallas ideológicas de la historia reciente.


El heroísmo del soldado colombiano dejo un hito en la historia militar del mundo. "He combatido en tres guerras. Pensé que nada me faltaba por ver en el campo del heroísmo y de la intrepidez humana. ¡Pero me faltaba ver combatir al Batallón Colombia!" Blackshear M. Bryan, Teniente General del Ejército de Estados Unidos.


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El Batallón Colombia estuvo bajo la dirección de las tropas de Estados Unidos, específicamente las divisiones 7 y 24 de infantería. Los colombianos participaron en múltiples combates (Nomad, Thunderbolt, Climber y Bárbula). Además, las fragatas ARC Almirante Padilla, ARC Capitán Tono y ARC Almirante Brión de la Armada Nacional participaron de varias acciones militares durante la guerra.


Uno de los enfrentamientos más icónicos en los que participaron soldados colombianos fue el de las colinas de Old Baldy al norte de Seúl. Si bien este duró 10 meses, fue durante la quinta batalla en marzo de 1953 que la contribución de Colombia fue esencial para las fuerzas de la ONU. Allí, los colombianos impidieron el avance de las tropas chinas a lo que habría sido un acceso directo a Seúl. Algunos veteranos sugieren que gran parte de su éxito se debía a las similitudes de ese terreno con las montañas de Boyacá y Antioquia. En esta batalla fallecieron 95 soldados, 97 fueron heridos y 30 tomados como prisioneros de guerra por los chinos.


El 27 de julio de 1953 se estableció el Armisticio de Panmunjom donde las dos partes aceptaron al paralelo 38 como línea fronteriza. Para esa fecha, 145 combatientes colombianos habían muerto, 610 estaban heridos, y cerca de 69 desaparecieron. Para el pueblo coreano este conflicto dejó más de tres millones y medio de víctimas mortales, así como miles de desplazados y desaparecidos. Habiendo cumplido con su misión, el Ejército salió de Corea del Sur en 1954 y la Armada en 1955.

HACE 74 AÑOS  INICIO LA PARTICIPACION ACTIVA DEL BATALLON COLOMBIA EN LA GUERRA DE COREA

Soldados colombianos junto a un Mortero. El 30 de noviembre de 1954, el presidente General Gustavo Rojas Pinilla realizó un discurso de bienvenida al último contingente militar que llegó de Corea. Exaltó la participación colombiana, en los mismos términos que lo hizo Laureano Gómez en la despedida del 12 de mayo de 1951.


Aparecieron numerosas publicaciones militares sobre las experiencias de la guerra y varias cátedras nuevas en las escuelas militares a cargo de los oficiales que tuvieron la experiencia de la guerra. Después de la expectativa que generó el regreso de las tropas a Colombia, los recién llegados combatientes, se encontraron con una dura realidad: “Algunos integrantes, especialmente suboficiales, continuaron en el Ejército Nacional.


La mayoría, especialmente los soldados rasos inhabilitados en el frente para la vida militar, se dispersaron por todo el país, hacia sus hogares, convencidos que su condición de veteranos les abriría las puertas del trabajo remunerado. Muchos de ellos consiguieron incorporarse de nuevo a las empresas que abandonaron para viajar a Corea. Pero la mayoría se hizo miembro forzoso de esa numerosa, desadaptada y dramática familia de los veteranos sin empleo”. De esa época a la actual, no es mucha la diferencia en el trato del gobierno a los veteranos y reservas.


El soldado colombiano de la guerra de Corea fue representado después de diversos modos, según los intereses interpretativos de quien hiciera la lectura. Así, los oficiales que fueron a la guerra construyeron su propia visión mítica del soldado. De igual manera, los académicos y literatos que reconstruyeron la guerra crearon su propia versión del soldado, más cercana a una víctima. Finalmente, sesenta años después, los mismos soldados también reconstruyeron su papel de una manera particular, reivindicando sus actuaciones dentro de la guerra.


Pese a existir varias organizaciones que dicen apoyar a los veteranos de la guerra ce corea, muchos han muerto en la absoluta miseria, olvidada del estado colombiano, del Ejercito y del resto del mundo, la historia de una guerra olvidada.


No hay duda, el soldado colombiano es el mejor del mundo, es una lástima que en su propio pueblo no sea valorado como lo merece.

Paz en la tumba de los caídos, Descansen en Paz.

PATRIA, HONOR, LEALTAD.


ARTICULO DE LA VENTA DEL VETERANO

Por Silverio Jose Herrera Caraballo

Abogado, comunicador, asesor, consultor y analista en seguridad convivencia ciudadana y orden público


Pauta de La Reacción Prensa

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