HACE 74 AĆOS INICIO LA PARTICIPACION ACTIVA DEL BATALLON COLOMBIA EN LA GUERRA DE COREA
- La Reacción Prensa
- 20 jun
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El Batallón Colombia No. 1 fue una unidad militar conformada por 5062 hombres de las Fuerzas Militares de Colombia que participaron en la guerra de Corea, entre 1951 y 1954. En el marco de su primera misión militar internacional, Colombia hizo presencia en la penĆnsula coreana con el Batallón Colombia. AsĆ se denominó al grupo colombiano de tres fragatas y un batallón de infanterĆa, que en diferentes momentos y lugares incursionaron en el conflicto, respondiendo a la convocatoria realizada por las Naciones Unidas, en cabeza de los Estados Unidos, para apoyar las fuerzas de Corea del Sur.
Mientras tanto, Corea del Norte recibió el respaldo de la Unión SoviĆ©tica y de China.] Colombia fue el Ćŗnico paĆs latinoamericano que envió un batallón de combate al conflicto. Si bien la participación del EjĆ©rcito Nacional de Colombia en un conflicto internacional en el marco de la Guerra FrĆa ha sido incluso llamada āla Guerra Olvidadaā, desde el punto de vista surcoreano, este hito histórico es el andamiaje que ha soportado una relación bilateral "especial" entre Corea del Sur y Colombia en los Ćŗltimos 60 aƱos.
SegĆŗn cifras oficiales de la Embajada de la RepĆŗblica de Corea en Colombia, 145 combatientes del Batallón Colombia perdieron la vida durante los enfrentamientos, 69 soldados fueron dados por desaparecidos y 610 resultaron heridos. Algunos veteranos colombianos de la guerra de Corea continuaron en el EjĆ©rcito Nacional de Colombia e incluso alcanzaron el grado de generales. (Gr. Ćlvaro Valencia Tovar) Otros muchos suboficiales y soldados han vivido y muerto en condiciones extremas de vulnerabilidad y olvido, a pesar de las iniciativas de retribución y memoria histórica proyectadas o implementadas por actores pĆŗblicos y privados, tanto en Colombia como en Corea del Sur.
Los antecedentes del conflicto: La guerra de Corea constituye uno de los escenarios de āguerra por delegaciónā (en inglĆ©s, proxy war) que ocurrieron durante la Guerra FrĆa. El domingo 25 de junio de 1950, los tanques de Corea del Norte atravesaron el paralelo 38, iniciando la confrontación armada que se extenderĆa hasta el armisticio de 1953. Este bando contaba con el respaldo militar de la Unión de RepĆŗblicas Socialistas SoviĆ©ticas y la RepĆŗblica Popular China.
Los Estados Unidos, visiblemente enfocados en āfrenar la expansión del comunismoā en Asia, reaccionaron de manera inmediata ordenando la movilización de sus fuerzas que estaban en Japón para apoyar al EjĆ©rcito surcoreano. AdemĆ”s, el gobierno estadounidense solicitó la intervención del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Como resultado, este órgano expidió una resolución que demandaba la retirada de las fuerzas norcoreanas, al tiempo que requerĆa la participación y el apoyo de todos sus Estados miembros para tal fin.
El 27 de junio de 1950 el secretario de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) formuló la petición de ayuda para las fuerzas aliadas desplegadas en la penĆnsula. Naciones como Australia, BĆ©lgica, Luxemburgo, Grecia, PaĆses Bajos, Francia, TurquĆa, CanadĆ”, entre otras, respondieron a este llamado, alcanzando un total de 18 paĆses que ofrecieron apoyo militar.
En cuanto al continente americano, se esperaba que MĆ©xico, Argentina y Brasil colaboraran con un Regimiento, mientras que se preveĆa que el resto de paĆses americanos aportara una CompaƱĆa. Sin embargo, muchos de ellos declinaron esta solicitud porque consideraron que en el fondo se trataba de una contienda entre la Unión SoviĆ©tica y los Estados Unidos.

Fragata colombiana ARC Almirante Padilla (F-11) (2.ĀŖ desde la izq.) fondeada al lado del USS Jason (ARH-1) en el estuario Han en Corea del Sur el 16 de enero de 1952, junto a otras fragatas de varias nacionalidades.
En principio, la posición del gobierno colombiano no era muy distinta a la que habĆan adoptado sus pares latinoamericanos, dado que, si bien hubo un respaldo contundente -al menos discursivo- a la iniciativa estadounidense, algunos sectores en Colombia notaban que el paĆs apenas contaba con las fuerzas para atender sus necesidades internas en una coyuntura particularmente compleja: de transición presidencial y contiendas bipartidistas, enmarcadas en el perĆodo de La Violencia.
No obstante, el gobierno de Laureano Gómez Castro ofreció una unidad naval a las fuerzas aliadas y dos semanas mĆ”s tarde agregó a su compromiso un batallón de infanterĆa, que aĆŗn no existĆa. Aceptadas ambas unidades, el ministro de guerra colombiano, Roberto Urdaneta, envió la fragata Almirante Padilla desde Cartagena hacia la base naval de San Diego (California), bajo el mando del capitĆ”n de corbeta Julio CĆ©sar Reyes Canal, con el fin de adelantar reparaciones y adecuación de su equipo para la misión de guerra y un perĆodo de entrenamiento para su tripulación. AsĆ se estableció en el Decreto 3230 del 23 de octubre de 1950. En relación con el cuerpo de infanterĆa, el Decreto 3927 de diciembre de 1950, creó el Batallón de InfanterĆa N.Āŗ 1 Colombia, con destino al ejĆ©rcito de las Naciones Unidas en Corea.
Colombia hizo presencia en la Guerra de Corea. El primer convoy enviado fue una flota de la Armada, el famoso Almirante Padilla, que zarpó de Cartagena el 1 de noviembre de 1950 con destino a la Base Naval de San Diego en Estados Unidos. AllĆ debió ser adaptada y preparada para poder continuar hacia Pearl Harbor, y luego a la Base Sasebo en Japón donde fue asignada para patrullar la costa oeste de Corea. Este y los siguientes grupos de soldados colombianos que viajaron a Corea recibieron entrenamiento de militares estadounidenses. El 18 de mayo de 1951, partió de Buenaventura, en el PacĆfico de Colombia, el primer contingente del EjĆ©rcito que desembarcó en el puerto de BusĆ”n, Corea del Sur, el 16 de junio del mismo aƱo. Los soldados colombianos lucharĆan a mĆ”s de 16.000 kilómetros de su paĆs en una de las mayores batallas ideológicas de la historia reciente.
El heroĆsmo del soldado colombiano dejo un hito en la historia militar del mundo. "He combatido en tres guerras. PensĆ© que nada me faltaba por ver en el campo del heroĆsmo y de la intrepidez humana. Ā”Pero me faltaba ver combatir al Batallón Colombia!" Blackshear M. Bryan, Teniente General del EjĆ©rcito de Estados Unidos.

El Batallón Colombia estuvo bajo la dirección de las tropas de Estados Unidos, especĆficamente las divisiones 7 y 24 de infanterĆa. Los colombianos participaron en mĆŗltiples combates (Nomad, Thunderbolt, Climber y BĆ”rbula). AdemĆ”s, las fragatas ARC Almirante Padilla, ARC CapitĆ”n Tono y ARC Almirante Brión de la Armada Nacional participaron de varias acciones militares durante la guerra.
Uno de los enfrentamientos mĆ”s icónicos en los que participaron soldados colombianos fue el de las colinas de Old Baldy al norte de SeĆŗl. Si bien este duró 10 meses, fue durante la quinta batalla en marzo de 1953 que la contribución de Colombia fue esencial para las fuerzas de la ONU. AllĆ, los colombianos impidieron el avance de las tropas chinas a lo que habrĆa sido un acceso directo a SeĆŗl. Algunos veteranos sugieren que gran parte de su Ć©xito se debĆa a las similitudes de ese terreno con las montaƱas de BoyacĆ” y Antioquia. En esta batalla fallecieron 95 soldados, 97 fueron heridos y 30 tomados como prisioneros de guerra por los chinos.
El 27 de julio de 1953 se estableció el Armisticio de Panmunjom donde las dos partes aceptaron al paralelo 38 como lĆnea fronteriza. Para esa fecha, 145 combatientes colombianos habĆan muerto, 610 estaban heridos, y cerca de 69 desaparecieron. Para el pueblo coreano este conflicto dejó mĆ”s de tres millones y medio de vĆctimas mortales, asĆ como miles de desplazados y desaparecidos. Habiendo cumplido con su misión, el EjĆ©rcito salió de Corea del Sur en 1954 y la Armada en 1955.

Soldados colombianos junto a un Mortero. El 30 de noviembre de 1954, el presidente General Gustavo Rojas Pinilla realizó un discurso de bienvenida al último contingente militar que llegó de Corea. Exaltó la participación colombiana, en los mismos términos que lo hizo Laureano Gómez en la despedida del 12 de mayo de 1951.
Aparecieron numerosas publicaciones militares sobre las experiencias de la guerra y varias cĆ”tedras nuevas en las escuelas militares a cargo de los oficiales que tuvieron la experiencia de la guerra. DespuĆ©s de la expectativa que generó el regreso de las tropas a Colombia, los reciĆ©n llegados combatientes, se encontraron con una dura realidad: āAlgunos integrantes, especialmente suboficiales, continuaron en el EjĆ©rcito Nacional.
La mayorĆa, especialmente los soldados rasos inhabilitados en el frente para la vida militar, se dispersaron por todo el paĆs, hacia sus hogares, convencidos que su condición de veteranos les abrirĆa las puertas del trabajo remunerado. Muchos de ellos consiguieron incorporarse de nuevo a las empresas que abandonaron para viajar a Corea. Pero la mayorĆa se hizo miembro forzoso de esa numerosa, desadaptada y dramĆ”tica familia de los veteranos sin empleoā. De esa Ć©poca a la actual, no es mucha la diferencia en el trato del gobierno a los veteranos y reservas.
El soldado colombiano de la guerra de Corea fue representado despuĆ©s de diversos modos, segĆŗn los intereses interpretativos de quien hiciera la lectura. AsĆ, los oficiales que fueron a la guerra construyeron su propia visión mĆtica del soldado. De igual manera, los acadĆ©micos y literatos que reconstruyeron la guerra crearon su propia versión del soldado, mĆ”s cercana a una vĆctima. Finalmente, sesenta aƱos despuĆ©s, los mismos soldados tambiĆ©n reconstruyeron su papel de una manera particular, reivindicando sus actuaciones dentro de la guerra.
Pese a existir varias organizaciones que dicen apoyar a los veteranos de la guerra ce corea, muchos han muerto en la absoluta miseria, olvidada del estado colombiano, del Ejercito y del resto del mundo, la historia de una guerra olvidada.
No hay duda, el soldado colombiano es el mejor del mundo, es una lƔstima que en su propio pueblo no sea valorado como lo merece.
Paz en la tumba de los caĆdos, Descansen en Paz.
PATRIA, HONOR, LEALTAD.
ARTICULO DE LA VENTA DEL VETERANO
Por Silverio Jose Herrera Caraballo
Abogado, comunicador, asesor, consultor y analista en seguridad convivencia ciudadana y orden pĆŗblico