
Como bien observamos y escuchamos en los diferentes medios de comunicación y redes sociales, el proceso de paz propuesto por el Guerrillero de presidencia, no es más que un fraude o patraña con el que los narcoterroristas de las Guerrillas de Colombia pretenden subir y quedarse en el poder y, que al igual que en el anterior proceso de paz propuesto por Santos, será impuesto por las malas a los Colombianos ¿proceso de paz o acuerdo de criminales?
En ese sentido, hemos advertido que, pese a que el sujeto que hoy funge como presidente en nuestro país ha generado todo tipo de espacios de diálogos a los narcoguerrilleros, les ha asignado otros guerrilleros para la negociación, les ha otorgado las garantías que han solicitado estos narcoterroristas llegando al punto de amarrar las manos de los miembros de las fuerza pública evitando que les frenen sus acciones belicosas.
Les han suspendido las órdenes de captura a muchos de estos delincuentes solo porque hacen parte del proceso de paz, permitiéndoles incluso continuar con la comisión de todo tipo de delitos, sin que puedan ser capturados aunque sean sorprendidos en flagrancia, como bien lo resalto la Fiscal General de la Nación al momento de ordenar la libertad de los narcoguerrilleros que fueron capturados en el Departamento de Antioquia cuando se desplazaban en vehículos de la Unidad Nacional de Protección (UNP) con un menor reclutado y con mas de 50 millones de pesos (aparentemente fruto de una actuación criminal), estos sujetos se niegan a entregar sus armas y a reintegrarse a la sociedad.
Lo anterior es entendible si se estudia el accionar de estos bandidos en los procesos de paz, donde además de buscar espacios en el Gobierno sin tener que participar en contiendas electorales, como ya ocurrió con los narcoguerrilleros de las FAR, a quienes les dieron diez (10) curules en el congreso de la Republica por varios periodos electorales.
También buscan lograr la total impunidad por los delitos que cometieron, así como, la legalización de todos los recursos que hurtaron mediante sus actuaciones delincuenciales, como el secuestro, la extorción, el genocidio, el homicidio, la trata de personas, el narcotráfico y demás delitos que de forma constante materializan; sin embargo y no satisfechos con esto, generan unas supuestas divisiones dentro de sus mismas agrupaciones, con las que buscan que, al finalizar los beneficios obtenidos en el procesos de paz, generar un nuevo proceso con unas supuestas “disidencias”, las cuales son integradas por el mismo grupo de narcoterroristas que firmaron el proceso anterior.
El accionar de estos criminales son tan desaforadas, que se han escuchado comentarios en los que se indican que han pedido al gobierno de turno, entregarles unos espacios territoriales en varios departamentos, especialmente en el Cauca y Nariño, en los que el estado y su fuerza pública no puedan intervenir y donde se les permita continuar sometiendo a la población, manteniendo sus cultivos ilícitos y realizando todo tipo de actividades criminales que les generen ingresos.
Es por lo anterior, que si ben los Colombianos queremos la paz, no aceptamos en forma alguna, este tipo de acuerdos, ya que los que únicos que ganan por partida doble, triple y hasta más, son los criminales de las narcoguerrillas que tanto daño han ocasionado a la sociedad.
Columna de opinión
ORLANDO BASTO TRIANA
Capitán de la Reserva de la Fuerza pública
Abogado especializado
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