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HISTORIA Y CORAJE EN ALTA MAR: 215 AÑOS DE LA ARMADA DE COLOMBIA

Actualizado: 12 sept

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Hoy, 12 de septiembre, Colombia conmemora con orgullo los 215 años de la creación de la Comandancia General de Marina, un hito que no solo marca el inicio de nuestra tradición naval, sino también el compromiso inquebrantable de hombres y mujeres que, desde 1810, han defendido el azul de nuestra bandera en mares, ríos y costas. Esta fecha nos invita a mirar hacia atrás con gratitud y hacia adelante con esperanza, reconociendo en cada marinero y oficial el espíritu de Padilla, símbolo eterno de valor y sacrificio.


La historia naval de Colombia comienza en la heroica Cartagena, cuna de libertad que asumió, con dignidad y gallardía, el reto de organizar una fuerza marítima en medio de las luchas por la independencia. Fue allí donde se sentaron las bases de lo que hoy conocemos como Armada Nacional, una institución que ha evolucionado con el tiempo, adaptándose a los desafíos del siglo XXI, pero que conserva intacta su esencia: ser garante de la soberanía y defensora incansable de nuestra gente.


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La Marina de Guerra no es solo buques y tripulaciones en altamar; es también la fuerza que custodia nuestros ríos, arterias vitales de comunicación y desarrollo. Desde las aguas del Magdalena hasta la profundidad del Amazonas, pasando por el Orinoco y el Cauca, los infantes de marina han llevado seguridad a las comunidades ribereñas, muchas veces olvidadas por el Estado. En esas travesías, entre selvas y corrientes, han demostrado que la defensa de la patria también se libra en silencio, lejos de reflectores, con el mismo coraje que en el océano abierto.


En los mares Caribe y Pacífico, la Armada ha sido muro de contención frente a amenazas que atentan contra la seguridad nacional. Sus unidades de superficie, submarinos, aeronaves y equipos especializados han combatido sin descanso el narcotráfico, la piratería y otras economías ilegales que buscan convertir nuestras aguas en rutas del crimen. Gracias a ese trabajo silencioso y efectivo, Colombia es reconocida en el ámbito internacional como referente en la lucha contra estas amenazas globales.


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Pero la grandeza de nuestra Armada no se mide únicamente en victorias militares o en el poder de sus unidades. Se mide, sobre todo, en la entrega de su gente. Los marinos colombianos son hombres y mujeres que dejan a sus familias en tierra para custodiar la patria desde la inmensidad del horizonte. Son infantes que caminan entre la niebla y la selva, pilotos que sobrevuelan mares embravecidos y submarinistas que exploran silenciosamente las profundidades. Todos, con un solo propósito: que el azul de la bandera permanezca intacto, que la soberanía no se fracture y que la libertad nunca se apague.


La herencia del Gran Almirante José Prudencio Padilla López sigue viva en cada generación de marinos. Su ejemplo de liderazgo, valentía y sacrificio nos recuerda que la independencia se consolidó no solo en los campos de batalla terrestres, sino también en las aguas donde se libraron combates decisivos. Hoy, cuando evocamos su memoria, entendemos que Padilla no es solo un héroe del pasado, sino una brújula moral que orienta el presente y el futuro de nuestra Armada.


A lo largo de estos 215 años, la institución naval ha demostrado ser más que un instrumento militar: es también un actor de desarrollo y paz. Sus campañas de ayuda humanitaria, misiones de búsqueda y rescate, brigadas médicas en regiones apartadas y programas de acercamiento a las comunidades reflejan el rostro humano de la Armada. Porque defender la patria también significa tender la mano, llevar esperanza y sembrar confianza en quienes más lo necesitan.


Hoy, rendimos homenaje a cada marino que ha entregado su vida al servicio de Colombia. A los caídos en cumplimiento del deber, que ahora descansan en la eternidad de las olas. A los veteranos, que con orgullo narran sus travesías como testimonio de disciplina y honor. Y a las nuevas generaciones, que asumen con compromiso el desafío de navegar en un mundo cambiante, con amenazas cada vez más complejas, pero con el mismo amor por la patria.


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La Armada de Colombia cumple 215 años navegando en la historia, construyendo presente y proyectando futuro. Sus hombres y mujeres son guardianes del mar, centinelas del río y defensores del azul de la bandera. Hoy, más que nunca, la nación les reconoce y agradece, porque en cada misión, en cada guardia y en cada travesía reafirman que la soberanía no es una consigna vacía, sino una causa que se honra con sacrificio y disciplina.


La patria les mira con orgullo, y el mar, testigo eterno, guarda en su memoria las gestas de ayer y los desafíos de mañana. Naveguemos entonces, firmes y unidos, bajo el timón de la historia, seguros de que mientras exista un marino colombiano, el azul de la bandera seguirá ondeando libre en el horizonte.


Columna de Opinión

SILVERIO HERRERA C

LA REACCIÓN PRENSA

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