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RUGIO FUERTE EL TIGRE EN LA SABANA.

Abelardo "el tigre" de la espriella

Sincelejo ayer vivió una jornada inolvidable con la visita del precandidato presidencial Abelardo de la Espriella, en un día que quedará inscrito en la memoria colectiva de la capital sucreña como el momento en que la esperanza volvió a rugir. Desde tempranas horas, el ambiente se sentía distinto: en las calles, en las conversaciones, en los cafés, en los pasillos institucionales y hasta en el murmullo popular. La ciudad estaba a la expectativa. Lo que se vivió no fue una reunión más, ni una parada rutinaria de campaña; fue un verdadero acontecimiento político y social que demostró que Colombia (y en especial la Costa Caribe) se cansó del desgobierno, del abandono y de la incompetencia, y empezó a encontrar una voz que le devuelve ilusión: la voz del Tigre.


simpatizantes abelardo dela espriella

En un país donde la inseguridad se ha desbordado, donde el campo yace sometido a la extorsión y al miedo, donde la economía familiar apenas resiste el día a día y donde la salud se encuentra hecha añicos por decisiones torpes y reformas improvisadas, es natural que la indignación se haya transformado en fuerza social. Colombia está agotada de discursos vacíos, promesas incumplidas, improvisación institucional y un gobierno que habla mucho y resuelve poco. En medio de este panorama oscuro, el liderazgo de Abelardo de la Espriella ha logrado abrirse paso con una campaña que no se sostiene en maquinarias, sino en carácter, en propuestas y en un mensaje que conecta con la esencia del ciudadano de a pie: orden, seguridad, prosperidad y autoridad. Eso, precisamente, fue lo que Sincelejo salió a respaldar de manera apoteósica.


El día comenzó a las 11 de la mañana con un encuentro en los salones del Hotel Malibú, donde un numeroso grupo de mujeres sucreñas llenó el recinto hasta el último espacio disponible. No eran espectadores pasivos; eran mujeres empoderadas, conscientes, cansadas de la inseguridad en los barrios, del desempleo que devora sueños y de la ausencia de oportunidades reales. Escucharon al candidato con atención y entusiasmo. Vieron en él a un líder capaz de enfrentar la criminalidad, de proteger la familia, de reivindicar el rol de la mujer y de construir una Colombia donde ellas puedan trabajar, emprender y vivir sin miedo. El primer rugido del día nació allí, en ese salón colmado de sensibilidad, fuerza y convicción femenina.


Abelardo y Silverio

A las 2 de la tarde llegó el turno de los empresarios, comerciantes y emprendedores, quienes sostienen con sacrificio la economía local. Son ellos quienes generan empleo, producen riqueza y sostienen el aparato económico del departamento, a pesar de los tropiezos que impone un Estado que, en lugar de facilitar, estorba. En ese segundo encuentro, Abelardo habló con claridad meridiana: sin empresa no hay empleo, sin estabilidad no hay inversión y sin confianza no hay futuro económico posible. Fue una conversación seria, técnica, sin populismo y sin adulaciones. El Tigre demostró que tiene no sólo carácter, sino también visión y conocimiento. Ese mensaje caló, porque los empresarios no quieren discursos románticos, sino reglas claras y un país donde producir no sea un acto heroico, sino una oportunidad real de prosperidad.


Firme con la patria

Pero fue a las 4 de la tarde cuando Sincelejo vivió su punto máximo de energía colectiva. El Coliseo Polideportivo del Liceo Panamericano Campestre estaba a reventar. No cabía un alma más. Banderas, aplausos, arengas, emoción pura. No hubo sillas vacías. No hubo entusiasmo fingido. No hubo público forzado. El lleno fue auténtico, espontáneo y contundente. Allí estaba el pueblo: jóvenes, campesinos, líderes comunitarios, profesionales, madres cabeza de hogar, empresarios, estudiantes y familias enteras que acudieron sin que nadie los empujara. El Tigre entró en medio de una ovación ensordecedora. El recibimiento fue monumental, respetuoso, emocionante y profundamente significativo. Sincelejo le habló al país desde ese coliseo repleto: estamos cansados, pero no vencidos; agotados, pero no resignados.


Abelardo de la espriella "El Tigre"

Abelardo habló sin libretos acartonados y sin el maquillaje retórico al que nos tiene acostumbrado la política tradicional. Lo hizo con la franqueza del hombre caribe, con la determinación de quien no le teme a las mafias políticas ni a los violentos, y con la firmeza de quien sabe que el país necesita recuperar el orden. Habló de seguridad, porque sin seguridad no hay libertad posible. Habló de salud, porque Colombia no merece seguir viendo morir pacientes por negligencia estatal. Habló de economía, porque el pueblo necesita producir, no sobrevivir. Y habló de dignidad, esa palabra que hemos dejado perder entre tanta corrupción, tanta improvisación y tanta mentira oficial.


Lo vivido en Sincelejo no fue coincidencia: fue síntoma. Fue señal. Fue anuncio. La campaña del Tigre está despertando corazones y conciencias a lo largo del país. El Caribe no será espectador en 2026: será protagonista. Y Sucre, con la jornada apoteósica de ayer, dejó claro que quiere ponerse de pie. Cuando una ciudad ruge, el país escucha. Y ayer, Sincelejo rugió con fuerza.


LA VENTANA DEL VETERANO

Columna por Silverio Jose Herrera Caraballo. LA REACCIÓN PRENSA



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